martes, 24 de enero de 2017

Santa Landrada y su Celda matizada de bellísimas flores en el frio invierno. Capítulo VI


-Santa Landrada, siempre dulce y cariñosa, protagonizó curiosos y bellos prodigios durante su vida, la Celda de su Convento en el frío y riguroso invierno de Bélgica/Alemania donde era imposible que naciera una flor, se encontró durante una noche a los ojos del resto de las Religiosas plagada de preciosas flores (rosas, claveles, jazmines y azucenas), que despedían y maravilloso perfume símbolo de su bellísimo corazón lleno de virtudes.



Sin embargo había otra bella Monja que también habitaba en el Convento y le gustaban los devaneos mundanos, cuando la misma noche abrieron su Celda la encontraron plagada de sapos y culebras, además de animales pestilentes, con un gran hedor. Santa Landrada con ello le hizo ver a la Religiosa la realidad de su corazón gravemente podrido y el peligro que corría su alma, la Religiosa se asustó, lo comprendió, y cambió de actitud.
-Con este relato aprendemos otra enseñanza, la belleza únicamente exterior es vana y superflua si no se cuida el alma, que es lo que realmente embellece a las personas, así lo hace ver Santa Landrada llamada con cariño "Flor del Campo" por su Amado Esposo Jesucristo, a quien le pidió para salvar a la Monja que le diera conocimiento y desengaño de su mala vida, lo que ocurrió como hemos relatado, escuchando El Señor su oración; el evidente y sobrenatural prodigio hizo ver a la Monja mundana la verdad de su interior y el putrefacto lugar que crearon sus vanas diversiones:

-"Esto aconsejaba y persuadía a sus Monjas, esta iluminada Monja, 

procurando que renunciasen de todo punto el siglo que habían dejado, mas como siempre ha estado llena de señoras, la Religiosa de mi Padre San Benito, las cuales es mas dificultaron esta renunciación por estar mas connaturalizadas en ellas y tener mas que dejar, había entre las demás una señora Religiosa a quien la edad; y la hermosura (o por mejor decir, el indebido aprecio que hizo de ella), dieron lugar a semejantes devaneos.
Pidió la Santa a Nuestro Señor, la diese un verdadero conocimiento, y desengaño, para que dejase aquellos vanos cuidados en que se divertía, llamola una noche en que la Santa andaba la cerca, que es lo mismo que rondar visitando las Celdas de sus Monjas a ver en que gastaban el tiempo, y si estaban conforme en la vida Religiosa y si estaba conforme a la debida Religión en lo mas riguroso de el invierno cuando en aquellos Países jamas se vio una flor. 
Raro prodigio en abriendo la puerta de la Celda que vificaba la Santa: Oh dichoso Convento donde todas eran tales salía un olor incomparable, hallando la Celda matizada de rosas y claveles, jazmines y azucenas, y de otros diversos géneros de flores de admirable suavidad y olor, 
llegaron a la Celda de la affeada Monja, mandola abrir la puerta, y halláronla sembrada de sapos y culebras, y animales asquerosos exhalando un olor tan pestilente, que no se podía respirar; entonces la Santa Prelada la reconvino afeándola de nuevo su culpa, diciendola: Mira la diversidad de las Celdas que hay de tus hermanas a la tuya pues esta ay de ti a tus hermanas, que será de ti si te cogiese la muerte en tal estado, con esto volvió en si la monja ganando en poco tiempo lo que había perdido neciamente".

Con este Capítulo terminamos los bellos relatos Benedictinos sobre Santa Landrada, Patrona del Blog, amiga del cielo y familiar de la autora de este Comentario, copiados de un Libro editado en España en 1656: 


BIBLIOGRAFIA:
(Extraído del Libro de la Orden de San Benito escrito por el Licenciado Don Pedro de Sirla R. Axis y Ynojosa, Abogado de la Real Chancillería de Granada y Beneficiado de San Juan de los Reyes, del año 1656, siglo XVII:
"Vidas de Santas y Mujeres Ilustres de la Orden de San Benito" Volumen I).

https://books.google.es/books?id=qt1oAAAAcAAJ&pg=PA334&lpg=PA334&dq=santa+landrada&source=bl&ots=p7XIP_hz8Y&sig=txB0Pw0HZByOEmkzlRbZRtX0JZE&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjShtDc3bPRAhVIcRQKHWrwABk4ChDoAQg0MAU#v=onepage&q=santa%20landrada&f=false       -

Nos despedimos recordando las palabras de amor que pronunció Jesucristo través de un Serafín en sus Esponsales de Cruz con Santa Landrada, cuando ella se encontraba de noche en pleno invierno, descalza y vestida de junco en el Desierto, escuchando ensimismada y sin sentir el frío, los cánticos del Ángel:  
"RECIBE LANDRADA ESTA PRENDA DE CARIDAD DE TU INMORTAL ESPOSO
EL QUE MURIENDO EN LA CRUZ LO RESTAURÓ TODO
PORQUE ESTOS SON LOS DONES DEL QUE TE AMA".


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