Nuestro muy queridísimo Papa Francisco nos recuerda que no debemos de olvidar nuestro primer encuentro con Dios.
-La belleza que recibió nuestro corazón al abrirle de par en par y para siempre nuestra más íntima identidad, que solo Él tiene capacidad de conocer.
Y Él Creador del mundo nos sale de nuevo al encuentro en la belleza de la naturaleza, porque contemplando la belleza contemplamos a Dios.
La belleza proviene solo de Dios, reflejo de su infinita belleza que contemplaremos en toda su plenitud en el cielo, lo que aquí podemos disfrutar es una pequeña antesala del lugar de la Luz y del amor. Luz que siempre proviene del firmamento donde Él habita, despeja las tinieblas y devuelve cada día nuevo el color a cada cosa, a cada pradera, a cada lago, a cada montaña, a cada ser vivo, a toda la naturaleza y a todo lo que en ella habita, nace, crece y germina.
Contemplar la belleza pensando y dando gracias a Dios, es una forma de oración.
La sombra que irradiemos a nuestro paso por la vida, sea siempre el reflejo de la Luz del Señor, no olvidemos que todos los seres humanos hemos sido creados con su infinito amor a su imagen y semejanza, desde y para toda la eternidad para llegar algún día a contemplarlo y gozar de su presencia.

-Por todo lo que somos, existimos y vivimos, por todo lo que nos ha concedido bello, bonito y verdadero; alabemos al Señor quien nos dio las llaves de la tierra para honrarle y amarle.
Demos gracias constantemente a Dios diciendo:
"Gracias Señor por tanto favor".

Nuestro amigo el Caballo albino, con ojos azules que le confieren aspecto de mirada humana, escucha atentamente, como si entendiese la oración
Un saludo y bendiciones para todos los seguidores de este blog, desde La Granja de San Ildefonso, en Segovia, España.










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